Vivimos en un mundo cambiante, que evoluciona a una velocidad vertiginosa. La inmediatez que exigen los clientes han convertido 30 segundos en una eternidad, y la pasividad ante los constantes cambios, en el principio del fin.
Por si fuera poco la competencia es feroz en todos los campos, y si no realizas tu trabajo a tiempo, llegará por detrás alguien que lo hará mejor, en menos tiempo y lo que es peor: dispuesto a arrasar con el mercado y en consecuencia contigo. Las exigencias están más altas que nunca y ni el gigante más grande puede relajarse. ¿O acaso Coca Cola deja de hacer anuncios?
En este artículo os traemos los ejemplos más sonados de grandes empresas que o bien cerraron, o dejaron de ser tendencia en un sector en el que dominaban con supremacía. Todos ellos por un motivo en común: conformarse y no estar dispuestos a adaptarse a los avances tecnológicos en sus respectivos sectores.
En 1888 la empresa inventó el carrete. Con más de 130 años de historia, el gigante de la fotografía pasó de ser líder del sector a declarar la bancarrota en 2012. ¿Su error? Cegarse por su éxito hasta el punto de ignorar por completo el auge de las nuevas tecnologías.
Paradójicamente, el principio de su fin fue provocado por ellos mismos al inventar en 1975 la fotografía digital, un proyecto que decidieron abandonar por la feroz competencia que les suponía a su principal negocio, la película fotográfica.
Hoy, la compañía que captó la llegada del hombre a la luna, trata de sobrevivir reinventándose en el mercado de los fármacos, donde Donald Trump en concepto de presidente de los Estados Unidos, les concedió un préstamo de 653 millones.
Esta compañía, probablemente desconocida para el amplio público, ha sido una de las claves para entender la tecnología tal y como la conocemos. Ellos inventaron el primer ordenador.
Sin embargo y para su desgracia, el equipo directivo creyó que sumergirse en el mercado digital sería muy costoso y que les iba a reportar escasos beneficios. En esta línea, siguieron apostando por las fotocopiadoras.
En 2021, se vendieron más de 341 millones de unidades de ordenadores, el mejor año desde 2012.
El mismo año Barack Obama se confesó como adicto a su BlackBerry, Apple lanzaba al mercado la primera generación de Iphone, asomando así la cabeza a un mercado que no tardaría en dominar.
Fueron víctimas de su propia terquedad, y el hecho de ignorar tanto a su competencia como a las demandas de los clientes fueron dos factores que terminaron por condenarlos. Del 2008 al 2012 sus ventas disminuyeron un 95% y su valor en bolsa, pasó de 138 a 6,94 dólares.
Una gloria tan fulgurante como fugaz. El gigante del alquiler de vídeos se posicionó en un mercado que cambiaba todos los días… y no supieron hacerlo con él. Con los VHS llegaron a la cima en cuanto a rentabilidad, un concepto que empezaron a dejar otras con los CDS, que se vendían más baratos… hasta que estos también perdieron su interés en detrimento de la visión online de las películas.
Tuvieron la oportunidad de adquirir Netflix en el 2000 por 50 millones de dólares, oferta que declinaron. Además, su competencia directa tampoco ayudó, pues optaron por asumir pérdidas y vender incluso más barato con tal de acaparar una mayor clientela. Finalmente, Blockbuster se disolvió tras ser cargada con más de 1.000 millones de deuda.
En el siguiente gráfico se refleja como la venta y el alquiler de CDS sobrepasó con creces la de CDS, lo que supuso un menor ingreso de la compañía por la diferencia en el precio por unidad vendida (más el aumento de la competencia citada anteriormente).
Líderes en los inicios de internet, su reinado duraría hasta principios de los 2000. “Su error fue pensar que eran los mejores, que no tenían que mirar hacia fuera. No buscarías en un buscador que no fuera el número uno; y Google terminó siéndolo. En Internet solo vale ser el mejor”, afirmaba Nacho Somalo, CEO de Lonesome Digital.
No se equivocaban, pero perdieron el foco y dejaron de ser los número uno. Entre sus fallos se encuentran la compra de startups como Tumblr o Flickr que no llegaron a nada. Tampoco acertaron en lo que dejaron de adquirir, pues rechazaron comprar al propio Google en 2002 al ofrecer 3.000 millones de dólares, cuando ellos reclamaban al menos 5.000 millones.
Con Facebook la historia no difiere mucho. En 2006 ofrecieron 1.000 millones para comprarla, pero en el último momento bajaron la oferta a 850 y fue rechazada por Zuckerberg. Actualmente, la compañía vale más de 3.000 millones.
En 2016 llegó el agónico final de la compañía, siendo vendida a Verizon por 4.830 millones de dólares, una cifra que pese a parecernos muy abultada, se antoja minúscula si la comparamos con los 125.000 millones que llegó a valer la compañía.
A finales del siglo pasado, Terra era más grande (proporcionalmente a la época), de lo que hoy en día lo es Facebook. Su capitalización superaba a gigantes de la talla de Repsol o BBVA.
No obstante, tras estallar en el 2000 la burbuja de los puntocom, la empresa inició un vertiginoso declive que les llevó a tener más de 2.000 millones de pérdidas en 2002, para terminar cerrando en 2017 tras intentar reinventarse sin éxito en el alquiler de la música y de las películas.
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